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Nuestro Objetivo

¿Que es lo que hacemos?
¿Que buscamos?
¿Que nos apasiona?

La Zona Patrimonio involucra muchos retos por su gran extensión territorial, sus condiciones geográficas y climáticas, la biodiversidad endémica en flora y fauna que alberga, por su concentración poblacional, su crecimiento urbano y los asentamientos irregulares que van en aumento.

 

Quienes vivimos y transitamos por la zona patrimonio, sabemos que estamos inmersos en una mezcla de costumbres, tradiciones, modos de vida, oficios, etc., tanto prehispánicos como novo-hispanicos y modernos; tomemos en cuenta que las tres delegaciones que la abrazan son muy ricas en festividades por costumbres y tradiciones. Gran parte de estas tradiciones tiene un origen pre-colombino, tanto en la siembra como en las formas y modos festivos; la propia zonificación de los llamados Pueblos Originarios tiene que ver con las primeras poblaciones y su sentido de pertenencia a la zona.

 

Dicha pertenencia se va disipando con el paso de los años; la pérdida de las tradiciones y el desuso de las actividades nativas son síntomas de un creciente desinterés de las nuevas generaciones, que no ven en la Zona Patrimonio una ventana de oportunidad para realizarse laboral y personalmente. Aunado a lo anterior, las nuevas tecnologías y oficios alejan más a una población que se vislumbra en un estatus diferente en la cadena productiva y no en las parcelas y chinampas que sus antepasados ocuparon con tesón.

 

Por tal motivo, se busca impulsar un acercamiento de la población infantil y juvenil mediante una figura educativa que no encuentren invasiva o poco interesante, y al mismo tiempo informar y dar a conocer a la población en general los métodos ancestrales que son utilizados en la Zona Patrimonio para la obtención de hortalizas y vegetales. Todo ello con una visión de apoyo y reforzamiento a las aptitudes y habilidades artísticas de los menores; teniendo así la oportunidad de reforzar tres campos de acción para el beneficio y mejoramiento de la Zona Patrimonio y de sus habitantes:

 

  1. Mayor difusión y conocimiento de las actividades realizadas en la Zona Patrimonio.

 

  1. Apoyo a las actividades artísticas que fomenten el gusto y arraigo por la Zona chinampera en la población infantil y juvenil.

 

  1. Generar conciencia, en la población en general, de las dificultades y beneficios de mantener en buena forma la Zona Patrimonio.

 

Con base en este último planteamiento y como explicación al porqué de la utilización de la fotografía como medio didáctico, tomamos como base los postulados de un estudio formulado en 2012 por Daiana Yamila Rigo sobre el tema:

 

“Las imágenes, las fotografías y las obras de arte ofrecen como recurso educativo-didáctico posibilidades para comprender, analizar, explorar, curiosear diversidad de conocimientos, reflexionar conceptos y discutir en torno a ellos.

 

La gran cantidad y calidad de imágenes disponibles en la Web, utilizadas en los intercambios sociales, accesibles a través de la televisión, la computadora, los celulares, exigen una reflexión en torno a los desafíos educativos, sus usos y sentidos. Si observamos los textos escolares, encontramos que al menos un 50% del contenido se presenta a través de imágenes, pero su lectura, interpretación, observación, muchas veces pasa desapercibida (Perales y Jiménez, 2002). La palabra escrita, por lo general se lleva toda la atención por parte de docentes y alumnos. Incluso las actividades de enseñanza y aprendizaje se abocan a leer el mensaje escrito, sin reparar en la fotografía impresa.

 

Por otro lado, la investigación de Levie y Lentz (1982), advierte que a pesar de la masiva presencia de imágenes, fotografías y obras de arte en los manuales escolares, los alumnos no cuentan con las herramientas para comprender y aprender de ellas. En general, los autores encuentran que los estudiantes no reconocen a éstas como fuente de información útil. Algunos no registran las imágenes y si lo hacen las toman como un pasatiempo, o bien las miran, pero no las leen para obtener información relevante para complementar el texto escrito.

 

La creciente presencia de imágenes en los textos escolares suscita nuevos planteos e interrogantes. En primer lugar, ¿qué hacer frente a esta amplitud de ilustraciones que pasan desapercibidas? La incorporación de la dimensión icónica en las secuencia de enseñanza y en la planificación de actividades académicas requiere en principio planificar un diseño didáctico para aprovechar el papel de la imagen como portadora de conocimiento e información. Enseñar a mirar, supone descifrar y comprender, poniendo en juego habilidades y procesos cognitivos para leer y percibir el mensaje visual. Asimismo, implica activar conocimientos previos para otorgar sentido a la imagen en torno a categorías conceptuales a través de estrategias de participación activa y consciente (Augustowsky, 2011; Llorente Cámara, 2000; Navarro Ruiz y Hernández Encuentra, 2004).

 

En segundo lugar, ¿cómo presentar y enseñar a mirar las imágenes? No se trata de ver por ver, o sólo usar la imagen como producto decorativo, sino de utilizar las ilustraciones como estrategia pedagógica y didáctica para mejorar y facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje en el interior del aula; de ofrecer andamios al alumno para promover una lectura contextualizada y significativa con el objetivo de favorecer el pasaje de la mirada espontánea y rápida hacia una mirada detenida, abierta e inquisidora.

 

Antes de describir cuáles son las estrategias para promover este pasaje, es importante hacer la distinción entre imagen didáctica e imagen didáctica per se. Al respecto, Prendes Espinosa (1995) entiende que, si bien cualquier imagen –fija o móvil-  puede ser usada en el acto didáctico, hay imágenes que han sido concebidas y construidas expresamente para contribuir con eficacia al aprendizaje y facilitar la comprensión, las cuales serían propiamente imágenes didácticas, mientras que otras ilustraciones como la fotografía y las obras de arte, que si bien puede que no hayan sido elaboradas con fines didácticos explícitos, la intencionalidad del uso en un proceso didáctico determina su consideración como medio didáctico, y se habla por tanto de imagen didáctica per accident.

 

En uno u otro caso, para interpretar y analizar imágenes, la práctica de enseñanza debe pensarse como una actividad planificada, como un proceso intencionado. Una de las estrategias para guiar la lectura y observación de las ilustraciones es la formulación de preguntas que ofrezcan al alumno una estructura para desmenuzar, desarmar y de-construir, y que brinden la posibilidad de entablar una conversación con las imágenes, establecer hipótesis, relacionar conceptos y aprovechar los conocimientos previos, así como de inquirir sobre los distintos elementos que la componen, con el objetivo de verla y entenderla desde otra perspectiva más constructiva (Abramowski, 2009; Augustowsky, 2011; López Valdovinos, 2001; Perales y Jiménez, 2002).

 

También se alude a la importancia de contextualizar la imagen, es decir, complementar la lectura de imágenes con otros recursos didácticos, tales como: biografía del autor, texto impreso, búsqueda por internet, videos e ilustraciones digitales. La importancia de integrar otras fuentes de información posibilita no sólo ampliar la comprensión del mensaje icónico, sino además ampliar los modos de representación y organización de conceptos (Llorente Cámara, 2000). Al respecto, Devoto (2013) expone que las imágenes deben ser debidamente contextualizadas para atender a la intención  y la función que se le otorgó en un tiempo y espacio determinado de creación; y al mismo tiempo portan información interesante sobre el contexto cultural, social, político y económico en el cual el autor estuvo inserto en el momento de producción.

 

Por último, es interesante reconocer que la imagen es un soporte funcional, en tanto las investigaciones llevadas a cabo en el campo educativo, encuentran a ésta como recurso pedagógico que contribuye a: 1). La comprensión de contenidos abstractos y difíciles de interpretar; 2). La motivación para aprender y profundizar con lecturas complementarias; 3). La presentación de nuevos conceptos; 4). La promoción del recuerdo de los contenidos aprendidos y enseñados; 5). El fomento de una comunicación auténtica en el aula y relacionada con la vida cotidiana; 6). La estimulación de la imaginación y expresión de emociones; y 7). La activación de conocimientos previos (Alonso Tapia, 2005; García Morales, 2012;  Llorente Cámara, 2000; Otero y Greca, 2003; Sánchez Benítez, 2009).

 

En este marco, presentamos una experiencia didáctica desarrollada en torno al uso de recursos educativos icónicos estáticos, tales como imágenes, fotografías y obras de arte. Con el objetivo de avanzar en la comprensión sobre cómo planificar una clase que incorpore recursos visuales y conocer cómo los alumnos perciben este tipo de actividades como puentes para promover la comprensión, motivación y compromiso en educación primaria.”

 

Es decir, hacer fotos es una actividad tan sencilla como ignorada. Sólo requiere simples cámaras o incluso la posibilidad de elaborar manualmente «cámaras oscuras» por los propios alumnos. La fotografía digital facilita la labor. En todo caso, no se trata de hacer tomas sin más. El uso creativo de la fotografía en el aula tiene que responder necesariamente a una planificación didáctica donde se recoja detalladamente cuál es la finalidad de las tomas y en qué casos se van a realizar. Las actividades previas y posteriores, así como el «planning» del proceso cobran aquí todo su valor.

 

Por otro lado, en la antigüedad, nuestros antepasados, escribían poco y con grandes dificultades, y las posibilidades de recurrir a la lectura eran exiguas o nulas. Esto sirvió de base para la creación de formas de expresión orales y gestuales, y para la formación y el enriquecimiento del idioma.

 

Sin la tradición oral no se hubiera efectuado la transmisión de conocimientos y por ende la utilización de los instrumentos, las tradiciones, las advertencias y consejos, los usos, las leyes y las costumbres, claves para la supervivencia de la especie humana. La riqueza cultural en la Zona Patrimonio es posible así mismo por la gama de matices relacionales, la relación entre visitantes y pobladores, la riqueza étnica y cultural. Para la Zona Patrimonio y para que los pobladores la valoren más, le es de vital importancia rehabilitar lo que se ha perdido u olvidado, rehacer sus cauces de diálogo, restablecer sus fiestas y costumbres, recrear los valores propios de la región.

 

La importancia de recurrir a la tradición oral radica en que es un elemento básico y referencial al mismo tiempo, la vuelta a los ancestros, el orden, la ley…la dialéctica entre lo nuevo y las raíces… determinan una forma de ver la realidad en cada momento, se adecuan a las formas, filosofías y maneras de pensar de cada tiempo y son, de alguna forma, los cronistas que nos permiten conocer y entender cómo han ocurrido los hechos de los últimos cien años.

 

Las sociedades y los grupos humanos están en una permanente dialéctica entre el cambio, necesario para la supervivencia, y la reserva de las tradiciones como elemento de referencia. La importancia y relevancia que la tradición oral ha tenido en Andalucía para la conformación de la cultura y la transmisión de pautas de conducta hace imprescindible su tratamiento en los sistemas educadores. La creatividad, la afectividad, la mezcla enriquecedora de sensaciones, técnicas y pensamientos, favorecen el aprendizaje. Es importante que los educadores utilicen el bagaje y patrimonio cultural en beneficio de una mayor profundidad en el aprendizaje, sin olvidar la metodología creativa en que se sustenta.

 

La mayoría de las obras literarias de la antigüedad, han sido posibles gracias al cúmulo de información que se transmite de unas a otras generaciones. Muchas de los textos actuales son posibles gracias a la transmisión oral.

 

Es en este contexto que la justa mezcla entre tradición oral y el uso de imágenes como didáctica se hacen congruentes con el tipo de mensaje que se quiere llevar a los receptores del Proyecto. Se transforma el intento de acercar a las generaciones más nuevas a la Zona Patrimonio, al mismo tiempo, en una manera de reproducir los usos y costumbres, tradiciones, ideología, etc. De esta Zona.

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